Venezuela Otra: una mirada más hacia lo humano
La otra cara de Venezuela quizás no tan conocida
Si bien es cierto que hemos vivido 25 años dónde han sucedido demasiadas cosas desde el punto de vista político y económico. Quisiera quedarme con el aspecto que considero más importante de todos. Lo que para mí y para muchos más es la razón de quedarse o de querer a Venezuela. El venezolano.
En mi afán por buscar entender el pasado y comprender de dónde vengo. Soy una mezcla de nacionalidades, orígenes y costumbres. Ya no sé si soy vasco, húngaro, venezolano o canario. Ya que de todas las anteriores tengo un poco en mi sangre.
Pero si hay algo muy cierto es que soy venezolano.
Muchos vinieron a esta fértil tierra después de la guerra civil española o después de la Segunda Guerra Mundial. Tuve la oportunidad de toparme con una hermosa colección que hizo el Fondo para la Cultura Urbana donde lograron compilar testimonios de muchos extranjeros que vinieron a estas tierras a hacer su vida, tener hijos y dejar no uno, sino muchos aportes para el país.
Los más relevantes de estos grupos fueron por supuesto: alemanes, españoles, italianos, portugueses, libaneses e incluso argentinos y cubanos. Además de muchas otras nacionalidades que vinieron.
Las razones por las que vinieron a estas tierras era sencilla: Venezuela ofrecía democracia, era un país con mucho dinero, una economía fuerte y pocos habitantes. En algún momento creo que en los años cincuenta llegó a haber casi un barril de petróleo por persona.
Libaneses, sirios, argentinos, ecuatorianos, la lista es larga. Hoy son los hijos de Bolívar y Sucre que hacen una migración a la inversa. Pude leer casi todos de estas compilaciones anteriormente mencionadas y tuve muchas conclusiones sin embargo hay algunas que creo merecen ser resaltadas:
Los extranjeros encontraron en Venezuela un país dónde no eran juzgados por su forma de ser ni mucho menos por su origen
En Venezuela podían ser quien ellos quisieran y ser felices
El Venezolano era único, caritativo, amigable y especial. Enormemente acogedor
Actos de bondad y bienvenida a la Tierra de Gracia
Recuerdo una de esas famosas anécdotas. La de uno de los primeros buques con judíos que desembarcó en Venezuela durante la Guerra. Estuvieron por las costas venezolanas creo que durante 2-3 días ya que no se les aprobaba el ingreso a Venezuela, cuando se les aprobó el ingreso fueron muchos carros y personas a recibirlos con comida, pasteles e incluso ropa y obsequios.
Hoy, en estos tiempos tan difíciles, donde la moral del país está por el piso. Trato de buscar y toparme con esos venezolanos trabajadores, humildes, respetuosos y positivos.
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Todavía existen y hay unos que tienen muchas historias que contar y se niegan a irse de esta hermosa tierra.
¿Coincidencias o causalidades?
Mientras hago mi rutina dominguera, me siento en la butaca con una taza de café del estado Lara, me topo con uno de esos venezolanos que recorrió y quizo esta tierra. Graziano Gasparini. Graziano no dejó uno, dejó muchos libros y no lo conocí, pero dada su prosa y sus obras creo que quería mucho esta tierra. Mientras descubro este libro que aparentemente estuvo en mi casa por lo menos durante 20 años me llama la atención su título: “Venezuela otra”.
Esa otra Venezuela de gente querida, alegre y única. Ese venezolano que si te ve triste te pregunta ¿qué te pasa? el que te dice ¿quiere cafesito? ¿cómo le puedo ayudar? En fin son innumerables acciones que puedo recordar cuando viajo por carretera y recorro esto que llamo “Mi País” no porque sea mío, si no porque así puedo quererlo.
El prólogo del libro me llamó mucho la atención, lo escribió el Poeta Juan Liscano, se los dejo acá y espero que disfruten estas palabras.
Prólogo del Libro “Venezuela Otra”
Al tratar de una otra Venezuela, no nos
referimos a los aspectos insólitos, diferentes,
raros o exóticos. Todo lo contrario. Pensamos,
más bien, en la Venezuela verdadera, sencilla,
vivible y humana. Imágenes y vivencias que
van desapareciendo. Una Venezuela que
desaparece como si se tratara de visiones
desvanecidas. Una Venezuela con tradiciones
y valores que parecian inalterables. Una
Venezuela reconocible en cada rincón por
su identidad histórica, por su calidad humana
y por su fisonomía cargada de costumbres
y personalidad.
En otras palabras, la Venezuela anterior a los
petrodólares y a la inflación multimillonaria;
anterior a la avalancha del dinero corruptor,
a la creciente avidez y a la entronización de
lo superfluo y ostentoso. Anterior también,
a las contaminaciones de todos los tipos:
químicas, visuales y morales.
Las ciudades se han vuelto invivibles; las
tipologías arquitectónicas van desapareciendo
y se substituyen por otras que se destacan
por el marcado carácter de mediocridad.
Se desprecian los centros históricos y todo lo que
sabe a pasado; se destruye la naturaleza
con candela y con tractores.
Aunque este libro tiene un evidente matiz
conservacionista, su finalidad no se limita
solo a defender la naturaleza y los equilibrios
ecológicos. Pretende ser más amplio: quiere
señalar la importancia de la conservación
ambiental-visual, tan frecuentemente insultada
con adefesios de toda especie. Quiere insistir
en la protección de nuestro escaso y
desconsiderado patrimonio monumental;
de los pueblos que han logrado guardar
notables valores ambientales y tradicionales.
Quiere estimular la apreciación hacia las
tantas manifestaciones y expresiones artísticas
populares, invitar a la conservación de formas
y espacios que fueron y son del hombre,
valorar el detalle modelado por manos
anónimas y estimar los olvidados materiales
de construcción hoy reemplazados por otros
de producción en serie. Pretende, en fin,
señalar con preocupación, que estamos
adquiriendo una identidad que no nos
pertenece.
Esa es la Venezuela otra, te invito a que la descubras, a que superes barreras, alcabalas, trabas y todo aquello que el humano moderno que habita ha creado para impedirnos contemplarla.
Creo que la Venezuela Otra y la Venezuela del futuro incluyen naturaleza y mucha.
Mientras escribo esto me recuerdo aquellas largas conversaciones que he tenido con varios amigos. Me vienen a la mente dos de ellas, y es que el común denominador es que el extranjero que vino a veces quiere más esta tierra que nosotros mismos. Encuentro inexplicable o increíble como ciertas personas deciden seguir acá. A pesar de todo. Son estrellas y luz en el camino de esa Venezuela que queremos y soñamos. La Venezuela posible.
Este escrito forma parte de una serie que trataré de escribir para relatar historias del paso de extranjeros por estas tierras. No deja de interesarme por supuesto la vida de Humboldt y su paso por Venezuela. Ni mucho menos la de Henri Pittier. En fin son muchos, pero quisiera agradecerles por venir a estas tierras y quererlas como uno más.
Gracias por estar acá, te deseo un feliz inicio de semana. Gracias a Graziano y a Juan Liscano por estas palabras también. Quienes nos acompañan desde otro plano.
Con afecto,
Franz