¿Qué es una frontera? ¿Dónde empieza un país?
¿Qué demarca esta línea intangible que veo en un mapa o en mi teléfono?
Son algunas de las preguntas que me hago mientras cruzo la frontera entre Colombia y Venezuela. Un espacio que he transitado más de una veintena de veces, que he observado crecer, cambiar, nacer a lo largo de más de casi 15 años transitando por él.
En esos 15 años muchas cosas han cambiado…
La frontera noroeste de Venezuela está delimitada por el “Hito Número 1” que está ubicado en la región de la Península de la Guajira en la zona de Castilletes. Ahí empieza Venezuela.
Sin embargo, Venezuela empezaba mucho antes, quizás para ser exacto en alguno de los poblados que sigue al este de Riohacha y antes de llegar a Maicao (se pronuncia My Cow). Una ciudad fronteriza que parece sacada de una película de Clint Eastwood del lejano oeste pero en una versión latinoamericana. Donde los donjuanes y el “latinboy” hacen de sí mediante la ley del más fuerte.
No quiero indagar mucho sobre las características de esta región, quiero dejar que el lector sea el que pueda vivirlo o indagarlo por sí mismo. Sin embargo. A un lado del paralelo 37, forma lúdica que he decidido adoptar para referirme a esa línea que separa Colombia y Venezuela, lo que se vive es muy distinto.
Estuve unos días compartiendo con un amigo que acaba de desarrollar un proyecto turístico en las cercanías de Palomino. En las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Para los que no lo saben, en la Sierra, se encuentran las dos montañas más altas de Colombia, curiosamente se llaman Pico Simón Bolívar y Pico Cristóbal Colón.
La Sierra para mí es un ecosistema único en el planeta. Digo único porque no existe otra igual en el mundo. Es la montaña más alta del planeta cerca del mar. De hecho me gustaría creer que si Alexander von Humboldt hubiera visitado la sierra, probablemente su dibujo del Naturgemälde sería diferente.
Los ecosistemas, ríos y riqueza de su suelo es algo único. Por ello es que se están produciendo cafés de una calidad increíble y unos cacaos de exportación que ya compiten en mercados internacionales.
Es un ecosistema tan único como el Lago de Maracaibo y su entorno, pero eso es harina de otro costal y lo trabajaremos en otro escrito. Por cierto, no muy lejanos el uno del otro en términos de kilómetros. Otra paradoja o coincidencia.
¿Qué está pasando alrededor de la Sierra?
Los indígenas locales y las poblaciones han entendido el valor del turismo. No solo eso, también han comprendido la importancia de este lugar ancestral es por ello que se están desarrollando iniciativas que responden a las necesidades de un turismo sostenible.
El turismo se ha disparado muy cerca al paralelo 37 (Venezuela)
Los turistas están ahí, los he visto con mis ojos. En uno de mis periplos fronterizos me encontré en un restaurante en Riohacha cenando una Cazuela en la mesa con un alemán, un canadiense y un francés. Todos a 90 kilómetros de Venezuela.
Lo más triste es que ninguno tenía planes de ir. Algunos tenían un interés, sin embargo la mayoría solo había leído que hay una dictadura terrible, que no existe orden alguno y que arriesgan ser detenidos o presos por el gobierno. En la mesa al lado de nosotros, 7 franceses cenaban tranquilamente, todos con sandalias, recién salidos de la playa y muy alegres de disfrutar un día en las playas de La Guajira. En uno de los departamentos más “peligrosos de Colombia”. ¿Qué es peligro?
¿Pero por qué llegan a La Guajira y no a Venezuela?
Lo más gracioso es que cuando llegan los turistas al punto más al norte de Colombia, al faro de Punta Gallinas, la mayoría de las veces les sirven una cerveza Polar, traída de Venezuela.
Lo que si han aprendido bien los Wayúu es a respetar a los turistas y a entender que el turismo es un gran negocio.
¿Qué les ofrece Colombia?
Seguridad y estabilidad
Facilidades de transporte terrestres (buses, taxis, tuk tuks, motos)
Transporte aéreo (múltiples aeropuertos, conexiones y opciones)
Sensación de respeto por el turista extranjero
Valor del dinero (precios competitivos con respecto a otros destinos para el turista europeo y norteamericano)
Estas son algunas de las características que ofrece Colombia, solamente hace falta visitarla para entender por qué 4,4 millones de personas la visitan al año (se estima que este año 2023 la cifra sea mayor).
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Crucé la frontera, llegué a casa de nuevo. Pude observar en Palomino como muchos compatriotas venezolanos fueron en busca de nuevos horizontes. Donde la ley se respete, quizás solo un poco más. Ese poquito hace la diferencia. Pero las fronteras sí delimitan nuestro comportamiento. Delimitan nuestros sueños también.
Hace poco cruzé esa fina línea imaginaria, estoy bien. Sin embargo no puedo dejar de pensar en todos aquellos que están cruzando muchas fronteras con el fin de buscar un mundo mejor, un país mejor, un mejor futuro para su familia.
Muchos están cruzando una de las selvas más peligrosas del mundo, el Darién.
No quiero desviarme mucho, solo quería contarles de una manera lúdica que a tan solo 119 kilómetros de Maracaibo, hay miles de turistas, que están ahí, esperando. Que no pueden entrar porque apenas llegan a nuestra frontera, los oficiales de migración como lobos quieren quitarles hasta el último centavo. Si no traen una carta de invitación “notariada” sugieren que les entregues un billete de 20 dentro de tu pasaporte para que no te quiten más.
¿Cómo fomentamos el turismo así Nicolás?
Estoy dispuesto ayudar, pero el turismo debe ser una política de estado, los venezolanos estamos listos. Pero ustedes deben echarnos una mano y garantizar seguridad, vuelos, transporte. Nosotros con nuestra creatividad construiremos país.
Gracias, espero que tengan todos una excelente semana,
F
P.S. Lo del paralelo 37 era solo una forma lúdica de expresar lo diferente que pueden ser Colombia y Venezuela estando tan cerca, espero que comprendan mi humor