¿Estás triste o deprimido? Te tengo la medicina: sal
Espero que estas conclusiones que solo pude descubrir mediante ensayo y error puedan servirte
Hace unos años atrás me encontraba viviendo en la ciudad de Santa Fé de Bogotá o sencillamente “Bogotá D.C.” luego de que formalmente le cambiaran el nombre hace unos años atrás.
Estuve allí durante 4 años de mi vida. Al principio no fue fácil, yo particularmente vengo de la ciudad más calurosa y radiante de Venezuela, conocida también como la tierra del sol amada, Maracaibo.
Llegar a Bogotá fue un choque en todos los sentidos, térmico, solar. Llegué a Bogotá por primera vez un 16 de julio. De hecho, recuerdo que pasé mi primer cumpleaños solo. El shock fue tal que unos amigos me habían invitado a compartir en su casa y yo estaba tan triste que ni siquiera les dije que era mi cumpleaños.
Quizás mi tristeza empezó al conjugar el clima de la ciudad con lo difícil que me resultó realizar amistades. En el año 2014 Bogotá no era una ciudad tan cosmopolita como lo es hoy en día. Mucho menos pensar que habían casi los 2-3 millones de venezolanos que hay hoy en día en Colombia. Por lo tanto pensar que era sencillo encontrar extranjeros que quizás comprendieran mi situación de inmigrante y de “preso en el extranjero era difícil”.
Sin embargo, las semanas fueron transcurriendo, fueron momentos muy duros donde pude cultivar mi resiliencia. Recuerdo una noche cenando en un restaurante en Maracaibo con un gran amigo, no sabía cómo compartirle mi tristeza. Hablamos de muchas cosas, pero en ese momento era una persona que solía quejarme mucho. Él me detuvo y sencillamente me dijo en inglés “loneliness is underrated” (la soledad está subestimada). Creo que me tardé como 30 segundos para responderle de vuelta. Fue como si acabara de descubrir algo grandioso. Sin duda un mantra de vida que me guiaría en mis siguientes años, aprendiendo a utilizar la soledad como una fortaleza y una dulce compañera.
Para hacerles el cuento largo corto, si no hubiera pasado por esa tristeza profunda, por esa “depresión” por así llamar ese momento de mi vida. Los días, semanas y meses siguientes no hubiese podido descubrir muchas cosas y conectar con una actividad que marcó un antes y después, la montaña. Algo que venía haciendo instintivamente desde pequeño pero que no me había dado cuenta que amaba hasta que pasé por este discomfort.
Algunas cosas de las que pude hacer gracias a estar solo:
Caminar y descubrir lugares increíbles en el centro de Bogotá (el que me conoce sabe que amo los centros de las ciudades, son sitios cargados de historias)
Volverme un apasionado del café, y no del café en general, Colombia siendo un país productor de excelencia terminé hasta en una Finca de Café
Conocer desconocidos, perseguir mis curiosidades y escuchar sus historias
A pesar de todo lo anterior, la invitación es sencilla, si estás pasando una situación de discomfort, estás triste o deprimido te tengo una solución. SAL. Si sal afuera, enfrenta tus miedos, descubre que hay allí. Pero últimamente, mi invitación es a que conectes con la naturaleza.
En los últimos 150 años el cambio en el planeta fue drástico. Pasamos de estar trabajando en el campo, al aire libre, en familias o manadas a estar en un rascacielos de 60 pisos, trabajando por 10 horas y hasta 12 encerrados.
Nos fuimos a las urbes, abandonamos el campo como si la urbe fuera una mejor solución y trajera “tranquilidad” sin embargo nos olvidamos de la naturaleza. En mi parecer creo que el ser humano evolucionó, pero para prueba de esa necesidad propia de nuestro ser es lo que sucedió con la pandemia del Covid-19. El trabajo remoto brindo de nuevo esa posibilidad de trabajar desde dónde quisiéramos.
No importa a dónde vayas, pero sal…
Ve a esa playa, sal a ese parque, camina, medita, saluda, sonríe.
En mi caso tenía una montaña a 15 minutos caminando de donde vivía. Empecé a ir prácticamente todos los sábados. Era un sendero corto de alrededor de dos horas, sin embargo el regalo al llegar arriba era la vista de Bogotá.
Esos senderos me permitieron poco a poco ir abriendo nuevos caminos que fueron desarrollando hoy en día mi gran pasión por “Los Andes”.
Luego los fines de semana buscábamos acercarnos a otros senderos más difíciles como podían ser los Cerros Orientales o el Páramo de Choachí.
Nunca vi a Bogotá como una ciudad de Páramo, quizás porque me desubicaba el hecho de no ver a mis amados frailejones (planta típica de los Páramos). Sin embargo, una vez empezamos a subir por encima de los 3.000 metros ya los comenzaba a ver. La felicidad era inexplicable.
Puertas abiertas…
Me gusta pensar que siempre que puedo extender mi mano, trato de ayudar. Es por ello que si conoces a una persona que esté triste, deprimida o en un estado anímico complicado no dudes decirle que me contacte. Puede hacerlo a través de mi instagram: (@franzes). Estoy siempre dispuesto a llevar a personas a la montaña y enseñarles lo que me ha funcionado para una vida más pacífica y alegre.
Quiero aprender más de montañas…
Si te interesa aprender más sobre las montañas. Parte de mi proyecto personal consiste en difundir y promover la montaña como herramienta para conectar con la naturaleza, aprender de ella y disfrutar de sus hermosos y bondadosos beneficios para la salud física y mental.
Te dejo por acá el podcast que realicé con Alfredo Autiero, un excelente guía de montaña en Venezuela.
No olvides suscribirte a ambos canales ;)
Espero que este mensaje de hoy no los pille tarde a algunos, mi puerta siempre estará abierta. Somos seres de exteriores, no importa si no tienes una montaña. Sal a disfrutar, a contemplar lo majestuoso y perfecto de la naturaleza.
P.S. No puedo despedirme sin recordarles que Alexander Von Humboldt nació hace 254 años y desarrolló unos escritos increíbles en sus expediciones por Venezuela. Gracias Humboldt y Feliz cumpleaños.
Gracias por compartir tu experiencia y por recordarnos el poder sanador de la naturaleza, así como la importancia de mantenernos conectados con ella, a pesar de las demandas de la vida moderna. Definitivamente nos invitas a valorar la soledad no como un enemigo, sino como una compañera en el proceso de descubrimiento y crecimiento personal. Es interesante porque en este mundo tan conectado, que a veces nos sentimos tan solos, no somos capaces de en realidad estar cómodos con la soledad.
Un abrazo, Franz.